sábado, 1 de marzo de 2008

NO SE QUEJE, ACTUE!

ALBA LUCIA CASTRO

Cuando una señora embarazada se sube a una buseta atestada de gente, con un niño en brazos, la cartera y una bolsa de compras, la mayoría de las personas piensa: ¡Pobre señora, nadie le da el puesto! ¿Y Usted por qué no se lo da?

La legislación colombiana ordena la protección de niños, discapacitados, ancianos y mujeres embarazadas, establece que deben ser atendidos sin hacer filas; sinembargo se pueden ver muchos de ellos haciendo inmensas filas en las ventanillas de atención al público y si alguna de estas personas intenta solicitar atención sin hacer la fila, la gente arma escándalo, los insultan y hasta los agreden.

¡Como se ha deshumanizado la gente! Es que acaso piensan que nunca van a estar enfermos, inhabilitados ni viejos! Antes de los 90´s en escuelas y familias, se enseñaba a respetar y a considerar las condiciones de los demás, por tanto se les ayudaba a que estuvieran cómodos y protegidos sin necesidad de leyes que nadie cumple.

El respeto por si mismo, las normas de cortesía y etiqueta, eran valores morales y sociales que hacían parte de nuestra cultura colombiana, eran costumbres que se transmitían de generación en generación.

Lamentablemente la intromisión de otras culturas violentas, vulgares y deshumanizantes, introducidas a través de los medios de comunicación como seriados, novelas, películas y muñecos animados, han ido haciendo escuela de formación de una cultura de costumbres bestiales, hedonistas y egoístas, tipificadas por la falta de conciencia tanto de su propia dignidad, como de la dignidad de los demás.

A esto, podemos sumarle la violencia viva en nuestro país, donde hay hombres y mujeres que maltratan o violan sexualmente a sus propios hijos; gente que secuestra, recluta niños para la guerra, hacen abortar a las mujeres embarazadas y abandonan o torturan a niños, enfermos, discapacitados y ancianos, gente que mata a otro sin piedad…...

Por otro lado, se presenta el resquebrajamiento de la familia como núcleo de la sociedad, pues los adultos se separan y forman nuevas familias sucesivamente, entonces los hijos van y vienen de un hogar a otro, sin tener estabilidad.

Además, no hay formación de valores, pues no hay comunicación familiar porque el trabajo y las necesidades de los adultos no les dejan tomar conciencia de las necesidades de los hijos ni de asumir a cabalidad la responsabilidad de su educación y formación integral.

No espere a estar viejo(a) para sentir la indolencia de sus hijos. No se queje. ¡Actúe! Empiece por dar ejemplo y enseñar a su familia valores éticos, morales y sociales rectos. Haga que su familia aporte un granito de amor a la sociedad, pues así, probablemente en unas décadas podremos sentirnos orgullosos de nuestra cultura colombiana.

Si naciéramos sabiendo el camino de la vida, quizás vivirla no sería un reto encantador....