viernes, 11 de abril de 2008

DUELO POR LA MUERTE DE LA MADRE

En Pastoral y Bienestar universitario la Fundación Catolica del Norte, hubo un foro y orientación sobre los duelos, paralelamente, un amigo quedó viudo y su hijo de 7 años huerfano... Esto me impulsó a escribir esta pequeña orientación.

La pérdida temprana de la madre es uno de los duelos más difíciles de superar, especialmente porque los adultos que rodean al niño quizás lo atienden con esmero, le dicen palabras consoladoras y procuran que no esté triste, pero no saben como ayudarle a procesarlo. Los duelos pueden durar de 2 a 7 años, o incluso más, y tienen momentos sucesivos y repetitivos como:

1 Incredulidad: se niega la pérdida, se siente atónita de horror: “No puede ser verdad”. La inicial es como un “shock”, pero luego se repite. Debe encontrar motivos para vivir, tener fe en que el alma de mamá sigue viva y su amor es eterno.

2 Se presenta una confusión de emociones y sentimientos, por lo que debe permitir al niño(a), “abandonarse” a su dolor, llorar, sentir tristeza, rabia, alegría, ira, miedo, angustia, frustración, culpa y agitación. Es conveniente motivarlo a expresar lo que piensa y siente para que libere su dolor.

Es necesario comprender que sufre alteraciones en la atención, razonamiento, memoria, alimentación y sueño, actúa con irascibilidad y agresividad, por tanto no debe castigarlo. Es bueno abrazarlo y decirle que lo comprende, que lo ama y que no esta solo. Darles aguas aromáticas o esencias florales tranquilizantes, pero no medicamentos.

3. Luego hay resignación pero no aceptación. Disminuye la agresividad, pero en el fondo existe la esperanza de volver a ver a mamá, la extraña, todo se la recuerda y llora inconsolablemente su ausencia. Cuando al niño se le ha educado en la fe cristiana, creyendo en la vida eterna, es más fácil ayudarle a calmar su frustración.

4. La depresión es parte del proceso de aceptación. El niño(a) tiene una actitud de apatía, se introvierte y es difícil motivarlo a realizar o disfrutar actividades, debido a que miles de recuerdos pasan por su mente. A veces no querrá hablar, pero en otras sí y es conveniente escucharlo, dejar que cuente una y otra vez lo que recuerda, piensa y siente, sin criticarlo ni reprimirlo, pues así esta procesando el duelo.

Eso si, cuando termine el relato, es conveniente invitarlo(a) a repetir: “Gracias a Dios y a mi madre por estos momentos vividos, pero ahora ella se puede ir en paz, ya se fue, así es y ya no esta aquí corporalmente, así es, así fue y será”. (Tomado de Antonny de Mello) Así va cambiando el dolor por aceptación.

5. Ahora viene una reorganización vital, es indispensable ayudarle al niño a fijarse un proyecto de vida en el cual su madre ocupe el lugar correspondiente. Debe ser motivado amorosamente, con paciencia y serenidad, a asumir nuevas conductas, enseñarlo a afrontar la nueva organización familiar, responsabilidades y todos los cambios.

6. La aceptación se alcanza cuando él pueda recordar a mamá con tristeza pero con tranquilidad y paz, pues su mamá es una figura interna, está reconciliado con ella y con la muerte. Ahora, su trabajo es su propia vida; se puede tornar egocéntrico pero poco a poco se irá estabilizando.

Si nacieramos sabiendo el camino de la vida, quizás vivirla no sería un reto encantador....

No hay comentarios: